domingo, 11 de marzo de 2012

...Sangatsu no 11

Todo estaba negro, quería abrir los ojos, pero no conseguía enfocar nada, trataba de respirar, pero al hacerlo el agua inundaba mi nariz,… mi garganta,…en el caos pude vislumbrar un rayo de luz que atravesaba la oscuridad y mi cabeza salió a la superficie, tome una bocanada de aire, pero éste era extraño, en seguida pude ser consciente de que estaba rodeada por el océano,...

confusa, porque minutos antes estaba frente a la mesa de mi ordenador, hablando con mi amiga Yoko, estaba resfriada y no pude ir al instituto,…no entendía qué hacía yo en medio de aquel devastador panorama, la corriente me llevaba a la playa, pasé por la casa de los Yamaguchi, al menos era su tejado y su gato, éste pobre maullando aferrado a sus tejas, me golpee con el poste de telefónica que había junto a la entrada de la residencia en la pierna,...

no pude esquivarlo, algo tiró de mi volviendo a la terrible oscuridad, tenía que tener algo serio en la cabeza, porque al sumergirme me escocía de tal manera que ardía en cada latido de mi corazón, ahora se veía mejor, la carretera bajo mis pies con algunos coches arrastrados al fondo y en su interior gente flotando atados por sus cinturones de seguridad, con sus rostros perplejos, miradas perdidas, labios entreabiertos, la angustia por querer respirar,...

por querer vivir se apoderó de mi y volví a intentar salir a la superficie, mi pantalón se había enganchado en un saliente del poste, fue aquello que me atrapó evitando la corriente, quise soltarme de ese clavo, mis manos heladas y torpes desnudaban aquel trozo de metal vestido con la tela de mis tejanos, conseguí de nuevo salir a la superficie, pero las fuerzas me abandonaban lentamente, no podía seguir luchando contra la fuerza de aquella masa de agua que me arrastraba a lo inevitable, escuchaba las explosiones de gas que a ráfagas sonaban estremeciendo mi cuerpo,...

también oía a la gente que había conseguido llegar a las azoteas de los edificios, me chillaban y miraban al horizonte señalando algo que no podía ver, quise girar la cabeza para ver más y algo afilado rasgó mi mejilla, volvía a sangrar, algo había en el agua que hacía desaparecer los escombros bajo el mar, perdí de vista a esas personas que lloraban sin consuelo, acongojadas, abrazadas unas a otras, miré al cielo, era gris…apunto de llover, el humo de pequeños incendios a mi paso me quemaban las pestañas, no pude reprimir mis lágrimas, era mi día, ¡mi último día!,...

y no paraba de pensar en lo que había hecho esa mañana, me había despertado mi madre como cada mañana, ella se marchaba a la oficina, llegaba tarde como siempre, dejaba hecho el desayuno y la colada en la lavadora, Reiko, mi hermana menor, estaba guardando los libros de ese día en su mochila de corazones rosas, discutí con ella porque llevaba una camiseta de los SCREW que era mía, pero se marchó, me levanté… fui al baño,… después a la cocina, cogí dos tazones para servir el misho, uno para mi abuela que estaba escuchando las noticias de la televisión,...

en la sala de estar, y otro para mi, en la mesa ya estaba el resto de la comida más importante del día, era mi día, ¡mi último día!, me preguntó si había dormido bien, si la fiebre había bajado, si había llamado al instituto, si sabía que ese fin de semana mi padre había organizado una fiesta por su aniversario de boda, si Shato era mi novio, si me había terminado de comer todo…¡Shato!… el niño más mono de secundaria…me había enviado un sms al móvil para decirme que se fugaría en el segundo patio para venir a verme…

después de dos años de miradas, de ahora se lo digo, ahora mejor no…hacía unos días que había decidido besarle después de clase, su olor, sus pelo negro…¡era mi novio!…no me pude despedir de mi padre Tôru,…cuántas veces le había visto trabajando hasta las tantas en su despacho, cuántas veces me había llevado a la lonja a primera hora de la mañana a buscar el mejor pescado del día, después veíamos el amanecer en el puerto tomando unos fideos en el puesto del señor Toyama, me había enseñado todo…se había enamorado de Keiko, mi madre, la primera de su promoción, la mejor de Kendo en todo Minami sanriku, la primera persona que vi cuando nací,...

con quien hablaba de lo cansada que estaba de Reiko, …mi hermana menor…, pero no era cierto…en serio que la quería…¡los quería a todos!, y allí estaba yo en medio de un gran remolino en medio del océano, apunto de ser engullida, tan oscuro y negro que lo tragado jamás se veía…ese mar donde aprendí a nadar, sería mi tumba, cerré los ojos y me dejé llevar por la fuerza del torbellino, giraba en torno a él, tomé el último respiro y me fundí en él…era mi día…el último día de Ada Takemitsu…

Marzo 11 de 2011

Homaje a todas aquellas personas que perecen anónimamente en cualquier desastre, pero con especial sentimiento a mi Japón.
Gracias

2 comentarios:

  1. Hola Marrrrr,
    I learn only to be contented

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  2. La cruda realidad, pero como siempre, son fuertes y se sobreponen a todo, su mentalidad es increible...

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