viernes, 27 de enero de 2012

Yabusame

En el Santuario Tsurugaoka Hachimangu en Kamakura, los días del 14 al 16 de septiembre, tiene lugar el festival dedicado al Yabusame con procesión de carrozas y exhibición de Yabusame. A caballo y ataviados con trajes tradicionales, galopan mientras apuntan y disparan con sus arcos flechas a toda velocidad. El Yabusame se originó en el período Kamakura (siglo XII), cuando era practicado por los samurais. Hoy en día se practica frente a los numerosos templos de Japón. En sus inicios, el arquero que no acertaba en la diana pagaba con su vida. Nacieron dos modalidades: la de la Era Kamakura, llamado Koshiki, y la de la Era Edo, llamado Kisha Hasamimonoshiki, creado por el shogun Yoshimune Tokugawa.
Tensar un arco requiere que el arquero realice un contrapeso hacia atrás con el brazo tensado, es decir, mantenerse firme. Las flechas, sin embargo, son relativamente poco letales, por lo que son inútiles en la lucha cuerpo a cuerpo. Cuando sobre el siglo XII Japón era gobernado por samurais, se ofrecía el Yabusame a los dioses. Consistía en una competición en la que el arquero montado en su caballo debía disarar tres flechas con un kabura en la punta (una bola), debiendo acertar en tres blancos. La flecha emitía un silbido agudo que era perceptible por el silencio que guardaban los asistentes a estas competiciones. Al llevar plumas de ganso, la flecha parecía más un ave que un arma. Existen numerosas escuelas de Yabusame donde los estudiantes practican durante horas.
La Kabura es el símbolo del sol, la pluma de ganso la tierra y acertar en la diana es símbolo de armonía entre ambas., una unión natural. Los clanes poderosos realizaban competiciones dentro de sus demarcaciones, realizando estas demostraciones siempre en algún lugar cercano a un templo sintoísta. La competición consiste en que cada arquero recorre a galope una pista de unos 250 metros, a lo largo de la cual hay colocados tres blancos, a los que tiene que disparar. Los blancos son unas tablas de madera cuadradas. Además de la dificultad de acertar en el blanco, está la de controlar al caballo únicamente con las piernas durante todo el trayecto. Toda la ceremonia tiene un aire de solemnidad y unos protocolos a seguir, por lo que no se trata de una competición deportiva sin más, sino más bien de un ritual. A los ganadores se les da una tela blanca, que se colocan al hombro, simbolizando el favor de los dioses. Los clanes poderosos ejercían protectorados en diferentes áreas o gobernaciones feudales, en ellas realizaban competencias de sus artes marciales, según un antiguo escrito, presentando sus técnicas en honor a los Dioses en un gran Templo Sintoísta.
Los arqueros a pie eran por lo tanto sumamente vulnerables, especialmente contra adversarios con armadura. Los arqueros a caballo, con su peso descansando sobre el caballo, podían cargar y lanzar las flechas en movimiento. Una famosa táctica era el disparo parto, que consistía en girar tras el enemigo y dispararle (por esta razón, el término flecha parta se aplica también a una observación especialmente desagradable de la despedida). El arma más elegida por los arqueros a caballo era el arco de doble curvatura, al ser lo suficientemente compacto como para disparar desde el caballo y mantener el suficiente alcance y poder de penetración.
Un inconveniente de los arqueros a caballo era que los movimientos de un caballo corriente pueden alterar la certeza del disparo. Tras la invención del estribo, los arqueros a caballo podían levantarse sobre los estribos para absorber el movimiento del caballo. Otro método para mejorar la puntería del disparo radicaba en realizar éstos en los espacios de tiempo entre las zancadas del caballo.
Uno de los incidentes más famosos y recordados de arquería japonesa montada ocurrió durante las guerras Genpei (1180–1185), una lucha épica por poder entre los clanes Taira y Minamoto que tendría un gran impacto en la cultura, sociedad y política japonesa. En la batalla de Yashima, los Taira, luego de haber sido vencidos en la batalla, escaparon hacia Yashima y se embarcaron en sus botes. Fueron ferozmente perseguidos a caballo por los Minamoto, pero fueron detenidos por el mar. Mientras los Taira esperaban a que los vientos les fueran favorables, subieron un abanico en un mástil para ofrecerlo como blanco para aquel arquero del clan Minamoto que le quisiera disparar, en un gesto de caballerosidad entre enemigos. Un samurai de Minamoto, llamado Nasu no Yoichi, aceptó el desafío. Se dirigió al mar con su caballo y atravesó el abanico con una flecha. Nasu ganó mucha fama y su destreza es aún recordada y celebrada en la actualidad.

Hasta el siglo IV el arco era utilizado exclusivamente por guerreros a pie, luego los soldados de elite comenzaron a luchar montados a caballo empuñando espadas y arcos. Hacia el siglo X los samuráis realizaban duelos de arquería montados en sus caballos . Ellos cabalgaban uno hacia el otro y trataban de disparar por lo menos tres flechas. No necesariamente estos duelos debían finalizar con la muerte de un contendiente, siempre que el honor hubiera sido salvado.

El uso de arcos japoneses se remonta al período Jômon, era normal ver a mujeres arquero en los muros de palacio. El estilo de arco largo y asimétrico con la empuñadura por debajo del centro surge en la cultura Yayoi (300 a. C. – 300 d. C.), los arcos se convirtieron en un símbolo de autoridad y poder. El legendario Emperador Jimmu, quien fuera el primer emperador de Japón, es siempre representado portando un arco. Los orígenes de este estilo de arquería se remontan a los comienzos del período Kamakura. Minamoto no Yoritomo se preocupó ante la falta de habilidad en arquería por parte de sus samurais, por lo que organizó el yabusame como una forma de práctica. Al aproximarse al blanco, eleva su arco y extrae la flecha pasando cerca de su oreja antes de disparar la flecha con un fuerte grito "In-Yo-In-Yo" (oscuridad y luz). La flecha es roma y de punta redonda de manera de producir un sonido más fuerte al impactar sobre el tablero.
A los arqueros experimentados se les permite utilizar flechas provistas de una punta en forma de horquilla en V. Al golpear el tablero, la misma se deshace en un material granuloso y cae al suelo. El alcanzar los tres blancos se considera un logro admirable. Los blancos de yabusame y su ubicación son diseñados para reproducir de manera ritual el blanco óptimo para un golpe letal en un contrincante que esté vestido con una armadura tradicional samurai completa (O-Yoroi) que solo deja expuesto el espacio por debajo de la visera del casco.
El yabusame se practica en una pista de 250 metros de largo en el que hay tres objetivos a los que hay que acertar con unas flechas especiales de punta gorda. Acertar los tres seguidos es muy complicado, se necesitan varios años de entrenamiento, en la actualidad menos de 30 japoneses son capaces de conseguirlo. Es un arte marcial tan exclusivo que el gobierno no permite que se enseñe yabusame a cambio de dinero. Los maestros de yabusame enseñan por amor al arte, no por dinero, eligen con mucho cuidado a sus alumnos porque el único beneficio que obtienen enseñando es el poder mejorar su reputación. Equivocarse y elegir a un mal alumno podría ser fatal para su reputación como maestros del yabusame.

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